Acompañada por el dolor
recorro un duro sendero.
A ratos me siento sola,
me flaquea el aliento.
Mi cuerpo se resquebraja.
Mis alas se rompieron.
Mis sueños se interrumpieron.
Ya no puedo volar.
Tendré que caminar
aunque vaya más despacio.
Con mucho esfuerzo y tesón
aprendí de nuevo a soñar.
Se que al final del camino
De nuevo amanecerá.
Durante casi toda mi vida he ido acompañada de unos trastornos que nadie sabia identificar con ninguna dolencia conocida así que eso los hacia invisibles a los demás pero a mi me iban mermando cada vez más las fuerzas físicas y psíquicas. Con el tiempo supe que uno de ellos era Fibromialgia y me dijeron que tenía que acomodarme a ella y traté de hacerlo, pero mis limitaciones eran cada vez mayores, sus efectos interferían cada vez más en mi vida, poco a poco me iban obligando a ir dejando cosas atrás y mi cuerpo se encontraba más cansado y dolorido, cada vez tenía menos alas. Aún así siempre me he resistido a perder la esperanza. En uno de esos momentos en los que me encontraba vencida y me revelaba contra todo, momentos en los que llorando por tener las alas rotas, volqué en este cuadro todo lo que sentía. Tenía la certeza de que mi vida continuaría, a pesar de todo, así que cogí lo que quedaba de mis alas y me hice el firme propósito de seguir adelante, de encontrar nuevos caminos transitables en los que la ilusión por la vida seguiría estando ahí. Para que no se olvidara y por que no, para trasmitirlo a otras que pasaban por lo mismo que yo intenté plasmarlo en esta pequeña poesía. Ambos sirvieron para el cartel informativo de
No hay comentarios:
Publicar un comentario