Desde niña me ha fascinado pintar y escribir. Siempre me ha gustado inventar historias, sumergiéndome entre las letras, volcando todos los sentimientos y emociones que llenan mi alma.
Cuando dibujo o pinto es como si intentara narrar algo. Cada cuadro es para mí una pequeña historia, la forma de retener en una escena todo un sin fín de acontecimientos, narrados a través de mezclas de colores.
Muchas de las historias que acompañan a mis pinturas son inventadas, los sentimientos que reflejo en ellos son totalmente autenticos. Todas son fruto de un impulso que un día, en un instante mágico, sintió mi alma.
Compartir tanto unas como otros es un placer que me llena de gozo.

miércoles, 28 de enero de 2009

¿QUE LLEVAS EN LA MIRADA?


¿QUE LLEVAS EN LA MIRADA?

Aquella tarde había salido a dar un paseo sin rumbo fijo. Llevaba varios días metida en casa, sumergida en los más variopintos quehaceres y de pronto, después de comer, reparé en que hacía demasiado tiempo que no veía la calle. Sola y entretenida, ensimismada en mis cosas, las horas habían dado paso a los días y hasta entonces no había reparado en ello. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba sola. Mi dialogo interior, incesante, me acompañaba.

En un instante en que fui a cambiar el DVD, antes de que volviese a reproducir por enésima vez la melodía que tanto me gustaba, reparé en que llevaba haciendo lo mismo una y otra vez. Este detalle me hizo poner los pies en la tierra y me obligó a hacerme consciente de que si seguía así iba a volverme loca. Sin pensarlo dos veces, abrí el grifo de la ducha y cuando el agua comenzó a salir caliente ya estaba debajo. Durante veinte relajantes minutos bajo su chorro conseguí volver entre los vivos y me encontré con ganas de salir de nuevo al mundo.

Ya en la calle paseé largo rato sin rumbo fijo, recorriendo calles hasta que mis pasos me llevaron a la terraza de un bar que hay en una placita del centro. Me gusta ir por allí porque tiene una terraza desde la que, sentada en una de sus mesas mientras disfrutas de su exquisito café puedes observar a la gente que pasa calle arriba y abajo sin que ellos se den cuenta.

Entre la multitud me llamó la atención una mujer enigmática que caminaba pausadamente y en silencio. Su figura era firme, vestida de negro, el pelo también oscuro, recogido en la nuca. Pasó delante de mi y su energía me impregnó sutilmente.

Sentí el impulso de levantarme e ir tras ella y retenerla. Mentalmente formulé la pregunta que le haría, pero contrariamente permanecí inmóvil, siguiendo su figura con la mirada. Ella se paró, miró atrás y sentí sus ojos clavados en mi alma.

Volví a casa despacio, vacía , desconcertada. Mi conversación interior se había acallado. Ahora solo me hacía una y otra vez la misma pregunta “¿Qué llevas en la mirada? Me había visto reflejada en el rostro de aquella desconocida y me preguntaba a mi misma que era lo que me acongojaba tanto.


jdiana