Desde niña me ha fascinado pintar y escribir. Siempre me ha gustado inventar historias, sumergiéndome entre las letras, volcando todos los sentimientos y emociones que llenan mi alma.
Cuando dibujo o pinto es como si intentara narrar algo. Cada cuadro es para mí una pequeña historia, la forma de retener en una escena todo un sin fín de acontecimientos, narrados a través de mezclas de colores.
Muchas de las historias que acompañan a mis pinturas son inventadas, los sentimientos que reflejo en ellos son totalmente autenticos. Todas son fruto de un impulso que un día, en un instante mágico, sintió mi alma.
Compartir tanto unas como otros es un placer que me llena de gozo.

martes, 19 de mayo de 2009

UNA INYECCION DE OPTIMISMO



Hace algunos años viví la aventura de dirigir una asociación, AEFAC, Asociación de Enfermas de Fibromialgia de Antequera y su Comarca. Cuando el local donde estábamos se nos quedo pequeño buscamos otro más amplio y buscamos hasta encontrar uno perfecto. Era un bajo y estaba en bruto por lo que tuvimos que cortar tabiques y acondicionarlo. Trabajo que llevamos a cabo entre unas cuantas de socias y sus familias. Allí iban a acudir muchas mujeres enfermas, desesperadas con una dolencia que la mayoría de las veces, ni su propia familia comprendía. Yo quyise dotarlo de una alegría y color especiales, para que lo primero que se viese al cruzar la puerta fuera una inyección de optimismo. Así, durante algunos días trabajé en un mural que llena toda la pared frontal. Ni que decir tiene que me lo pasé de miedo.

martes, 12 de mayo de 2009

PINTANDO SUEÑOS: CENA AL ANOCHECER




Anoche tuve un bonito sueño. Cruzaba el océano y viajaba en avión hasta llegar a America. Allí cenaba en un hermoso restaurante desde el que se di visaba una de las ciudades más hermosas y bulliciosas del mundo.
Cuando desperté me dí cuenta de que ese sueño era absurdo e imposible, jamás se haría realidad porque el restaurante quizás exista pero las torres gemelas no.
Al medio día sentí u n impulso irrefrenable de hacer realidad mi sueño a pesar de su imposibilidad y con mis pinceles, mis tubos de pintura y un lienzo enorme… lo conseguí.

domingo, 22 de febrero de 2009

GRACIAS PAPA


Estos son mis padres. De esta pintura puedo contar muchas historias.

En estos días se han cumplido diez años de la muerte física de mi padre.

Mi padre pasó por este mundo de las formas sin que prácticamente nadie supiese apreciar la verdadera esencia de su ser. Lo conocimos como un hombre de carácter agriado y malhumorado. Sus últimos meses fueron callados, tortuosos. Recuerdo su mirada y se me encoge el alma. Su boca enmudeció ante la enfermedad pero sus ojos, ¡ay! Sus ojos decían tanto…..

Cuando se fue, con su ausencia, me mostró quien en realidad era, UN SER UNICO E IRREPETIBLE.

Desde aquél soleado día de febrero en que entregamos su cuerpo marchito a la fría tierra su espíritu cálido y lleno de vida me ha acompañado en silencio. Me ha mostrado el camino ayudándome a despertar.

Aquel día, en que, aparentemente, todo debía ser tristeza, en el camino al cementerio un sol radiante brillaba en el azul cielo inundando de vida mi corazón. Entonces me sentí culpable por esas emociones, por no sentirme destrozada como el resto de la familia, ¿Cómo podía sentirme tan llena de vida y confortada si mi padre acababa de morir?.

Más tarde lo he ido comprendiendo. Su cuerpo estaba vencido, marchito, pero su espíritu, fuerte, imperecedero, nos abrazaba calidamente. Se comunicaba conmigo, en silencio, como nunca lo había hecho en vida, confortando mi corazón, mostrándome un camino en que antes nunca había reparado.

Su partida de este mundo me mostró la existencia de la vida eterna.

Nunca le he echado de menos porque desde entonces su esencia ha estado conmigo, más cerca quizás de lo que estuvo en vida. Su sonrisa eterna abraza mi alma y me conduce amorosamente por senderos de descubrimiento y aprendizaje. Sus manos me guían, su luz ilumina mi oscuridad.

Hoy, aquí y ahora, siento que estás conmigo y deseo expresarte todo el amor y la gratitud que siento por ti.

Mi madre aún está con nosotros. Ella, aunque de forma totalmente diferente, también es mi maestra, pero esa… es otra historia.


jdiana

miércoles, 28 de enero de 2009

¿QUE LLEVAS EN LA MIRADA?


¿QUE LLEVAS EN LA MIRADA?

Aquella tarde había salido a dar un paseo sin rumbo fijo. Llevaba varios días metida en casa, sumergida en los más variopintos quehaceres y de pronto, después de comer, reparé en que hacía demasiado tiempo que no veía la calle. Sola y entretenida, ensimismada en mis cosas, las horas habían dado paso a los días y hasta entonces no había reparado en ello. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba sola. Mi dialogo interior, incesante, me acompañaba.

En un instante en que fui a cambiar el DVD, antes de que volviese a reproducir por enésima vez la melodía que tanto me gustaba, reparé en que llevaba haciendo lo mismo una y otra vez. Este detalle me hizo poner los pies en la tierra y me obligó a hacerme consciente de que si seguía así iba a volverme loca. Sin pensarlo dos veces, abrí el grifo de la ducha y cuando el agua comenzó a salir caliente ya estaba debajo. Durante veinte relajantes minutos bajo su chorro conseguí volver entre los vivos y me encontré con ganas de salir de nuevo al mundo.

Ya en la calle paseé largo rato sin rumbo fijo, recorriendo calles hasta que mis pasos me llevaron a la terraza de un bar que hay en una placita del centro. Me gusta ir por allí porque tiene una terraza desde la que, sentada en una de sus mesas mientras disfrutas de su exquisito café puedes observar a la gente que pasa calle arriba y abajo sin que ellos se den cuenta.

Entre la multitud me llamó la atención una mujer enigmática que caminaba pausadamente y en silencio. Su figura era firme, vestida de negro, el pelo también oscuro, recogido en la nuca. Pasó delante de mi y su energía me impregnó sutilmente.

Sentí el impulso de levantarme e ir tras ella y retenerla. Mentalmente formulé la pregunta que le haría, pero contrariamente permanecí inmóvil, siguiendo su figura con la mirada. Ella se paró, miró atrás y sentí sus ojos clavados en mi alma.

Volví a casa despacio, vacía , desconcertada. Mi conversación interior se había acallado. Ahora solo me hacía una y otra vez la misma pregunta “¿Qué llevas en la mirada? Me había visto reflejada en el rostro de aquella desconocida y me preguntaba a mi misma que era lo que me acongojaba tanto.


jdiana